Para lograr un logro espectacular en tu carrera profesional, tienes que aparecer a los ojos de los demás como una persona “auténtica”. Ser “auténtico” significa dos cosas: 1) Que te comportas realmente como lo que pareces o dices que eres. 2) Que tienes una personalidad atractiva, que impresiona favorablemente a los demás y que les hace sentirse bien a tu lado.
Hoy en día, hemos descubierto una forma sencilla de medir la autenticidad:
a través de los resultados en los test de Inteligencia Emocional (IE).
Efectivamente, se ha demostrado la fuerte correlación positiva entre los
niveles de IE de una persona, y el etiquetado de la misma como “auténtica” por
parte de las personas que trabajan con ella.
Las personas no aceptamos demostraciones de IE sin más. Somos demasiado
escépticos y desconfiados. No sólo necesitamos ver signos de inteligencia
emocional – sonreír, mirar a los ojos, escuchar con atención,… - sino que
necesitamos comprobar que a la persona le sale de dentro, que sus emociones son
auténticas.
La “autenticidad” requiere de vulnerabilidad, transparencia e integridad.
O, si queremos resumirlo mucho, se trata de ser sincero/a.
Voy a resumiros algunos rasgos que os ayudarán a medir la sinceridad de una
persona, según diversos comportamientos que podéis observar:
1) Las personas genuinas no tratan de hacer cosas que gusten a la gente. Hacen
lo que sus convicciones les indican que tienen que hacer, sin más. Forjan sus
propios caminos. No necesitan de la admiración de otros para sentirse bien
consigo mismas.
2) No prejuzgan a los demás ni a los acontecimientos de manera anticipada, dogmática
e inflexible. Son de mente abierta. Les gusta, primero, analizar las cosas
abiertamente; y, sólo después, tomar decisiones. Saben rectificar sus errores,
sin echar la culpa de los mismos a los demás.
3) Son generosas. De hecho, creen que el éxito de los demás es su propio éxito.
Ven a los demás como miembros de un mismo equipo. Se fijan más en las cosas que
les unen a los demás que en las cosas que les separan.
4) Tratan a todos con el respeto que se merecen, porque creen sinceramente que
no son mejores o superiores que los demás. No buscan ser el centro de atención,
o tratar de capitalizar los logros de otras personas como éxitos propios.
5) Son dignas de confianza. La persona genuina quiere decir lo que realmente
dice; y, si se compromete, lo respeta.
6) Son de piel gruesa. Aguantan mejor que otras los desencuentros de
carácter, pequeñas faltas o agravios de los demás hacia ellas. No guardan
rencores. Aprenden a vivir con las alegrías y tristezas de cada día.
7) Prestan toda su atención a lo que están haciendo. No miran sus teléfonos
cuando hablan con los demás. Nos tratan con exquisita cortesía y atención. Nos
hacen sentirnos importantes.
8) No son hipócritas. Las personas genuinas practican lo que predican. No
te dicen que hagas una cosa y, luego, que hagas todo lo contrario.
9) No se jactan. Todos hemos trabajado con personas que no pueden dejar de
hablar de sí mismas y de sus logros. ¿Te has preguntado alguna vez por qué? Se
jactan porque son inseguras y preocupadas de que, si no señalan sus logros,
nadie se dará cuenta. Las personas genuinas no necesitan presumir.
“Sé tú mismo. Los demás puestos están ocupados” Oscar Wilde. ¡Que tengas un feliz día!
Puedes descargar el artículo original, publicado en Segre el 25 de Junio de 2017 aquí